Es un artículo muy interesante que me ha puesto a pensar en la “evaluación diagnóstica” que hacemos al inicio del ciclo escolar a nuestros alumnos. Pensamos, que con una prueba de conocimientos aplicada al inicio del ciclo, detectaremos los aprendizajes previos con los que cuenta para adentrarse a los contenidos de la asignatura y comenzar a construir su aprendizaje y esto habríamos de cuestionarlo.
Como se menciona en el texto (pág. 5), el alumno cuenta ya con herramientas para aprender, que tienen que ver con su actitud, con determinadas capacidades y habilidades que ha ido adquiriendo en diversos momentos, pero debemos ir más allá en ese diagnóstico porque pienso que lo que se menciona en relación al ambiente que lo ha rodeado al tomar esos conocimiento sí influye, y mucho, en lo que aprende y va a relacionar con lo aprendido anteriormente. Los ejemplos que se dan en la lectura son muy claros (pág.7), ya que es muy cierto que cada uno tiene su propio esquema de conocimiento, que tiene que ver con su ambiente y experiencias personales lo que va a determinar la forma en que reciben y relacionan los aprendizajes nuevos.
También me parece importante lo que se comenta en la lectura (pág.9) en relación al planteamiento del objetivo de cada uno de los contenidos de la asignatura, ya que debiéramos buscar la forma, de que los conocimientos previos de los alumnos, permanecieran durante todo el proceso de aprendizaje con ellos (pág. 10) y estar explorando constantemente con que se están quedando (aprendizajes recuperados).
En conclusión creo que artículos como este, nos llevan a reflexionar sobre nuestro papel como docentes y nos obligan a buscar nuevas estrategias para apoyar nuestro trabajo con los jóvenes.
Miss Marina Pulido González.
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